Sigh - Hangman's Hymn

Sigh - Hangman's Hymn

Durante fines de la década pasada y principios de esta, el metal europeo fue fuente de descubrimientos, novedades, sorpresas, mezclas abominables y magistrales de estilos, verdadero peligro artístico. Esa época ya pasó obviamente, porque si bien algunas de las bandas que no se salieron del género siguen manteniendo un nivel alto, ya es difícil que se les ocurra algo nuevo. Y no es que nuevo sea sinónimo de bueno, es solo que además de música buena, también uno suele estar hambriento de novedades.

A más de 14 años de su primer disco, Sigh es una de las pocas bandas que todavía enferma de alegría a quien busca lo inesperado. Y ni siquiera son de Europa, quizás esto haya terminado siendo una ventaja.

Estos japoneses, a quienes muchos llaman "maestros" porque los japoneses que son buenos en algo son llamados así, son realmente maestros porque conocen tanto los yeites del metal que lo mastican, se ríen de sus entrañas y lo regurgitan misteriosamente cambiado, como el gato de Pet Cemetery. Es decir, es metal pero no, es más bien un metal zombie (esto debería patentarlo). Muerto el metal, Sigh abre su tumba y lo hace volver a caminar, pero con cuerdas como un títere. El resultado, una vez más, es una obra maestra de cómo caminar en la corniza sin peligro de caerse, de cómo ser algo sin serlo, de cómo ser una gran mentira tan cierta como la verdad.