En los 90s se escuchó bastante un género amorfo que la industria denominó "adult contemporary" o "adult pop" o como sea. Básicamente un pop un poco adulcorado, suavizado, sin estridencias, preparado para oídos tristemente adultos. Sin peligros de ningún tipo, con sonidos amables. Cómoda música de fondo para relajarse al volver a casa. Claro, de semejante propuesta uno no puede esperar demasiado. Pero en esa camada estuvo October Project, una banda que cumplíó con todos los requisitos para merecer la famosa etiqueta, pero a la cual sin embargo hay que tomar seriamente en cuenta. Con un puñado de canciones hermosísimas más una de las voces más prodigiosas de la historia, los October Project se las arreglaron para hacer música exquisita dentro de un subgénero mediocre. Sus composiciones son de una originalidad melódica envidiable y encima de ellas, claro... Mary Fahl. La voz de Mary Fahl es un todo, un mundo completo, una lógica aparte. Incomparable, de timbre grave y estremecedor, su voz llena espacios enormes, se expande vibrando a través del aire. Últimamente Mary se ha dedicado a hacer música de películas bastante pedorras, pero hubo un tiempo durante el cual el tesoro de su voz cantó canciones de las más hermosas. Eso fue October Project, una salvedad milagrosa, olas rabiosas en el medio de un mar calmo.