He aquí uno de los discos más malditos de la historia. Kiss siempre se fue adaptando a las diferentes épocas musicales: en los 70s el rock'n roll directo y algún hit con toques disco, en los 80s el pop, las baladas y el gracioso hair metal y en los 90s lo acústico y el intento de revivir el pasado. Pero hubo una vez, una sola vez, en la que se les ocurrió irse al mismísimo carajo. Y lo hicieron. La gloria de los 70s estaba terminando y los pibes anunciaron que su próximo disco sería distinto (los fans entraron en pánico) y además, el mejor. Se sabe, este es el versito preferido por los artistas que ya no tienen ideas. Eso mismo opinó la gran parte de esa sagrada institución conocida como Kiss Army y la prensa, la cual destruyó The Elder y entre todos lograron que fuera un fracaso de ventas y que Stanley, Simmons & Cia. haya mirado con cariño la tijera con la cual pensaban cortarse las pelotas. A The Elder le siguió Creatures Of The Night y el mundo respiró aliviado: Kiss no estaba tan perdido después de todo.

¿Y de qué demonios se trataba el tan odiado The Elder? Kiss había sumado a su rock'n roll melodías complejas, climas oscuros, atemorizantes coros de voces graves y hasta un preludio a toda orquesta. Y el resultado había sido simplemente grandioso. Del clima festivo y de reviente que había definido a Kiss durante casi una década, ya no quedaba nada.

El rapto creativo duró sólo un tiempo pero alcanzó para que Kiss grabara el que puede ser el mejor disco de su carrera y aún hoy, años después, cuando alguien escucha The Elder por primera vez, es muy probable que lo escuches preguntar: "¿Esto es Kiss?".