El disco abre con la desesperante instantánea de un hombre que ya no sabe a qué recurrir para volver el tiempo atrás. Gabo canta cada una de las palabras con una delicadeza y dicción tan excesivamente explícitas que duelen, mientras la historia se mantiene en el misterio y, cuando todo cierra en la última frase, inmediatamente quedamos expuestos, débiles, completamente vulnerables. Es sólo el inicio de un disco que desborda de tristezas y alegrías y que se vuelve esencial demasiado rápido.

Gabo Ferro es un compositor y cantante extraordinario, superior. Su primer disco, repleto de momentos de divinidad terrenal, es tan solo una muestra de lo que puede dar en vivo, donde la potencia de su capacidad expresiva se multiplica y los límites de su voz, aniñada, adulta, frágil, amenazante, dejan de existir.