Durante los primeros segundos, la voz de Emiliana Torrini evidentemente recuerda a Björk. Pero, luego de un rato, se nota que hay mucho de Eddie Brickell, especialmente porque comparten un clima intimista y un tanto minimalista. Y muchas veces logra no recordar a nadie y eso no está nada mal.

El ambiente de su música es muy cool pero sin el aspecto descerebrado del chill-out (sin desmerecer al chill-out, que me encanta). Hay en cambio una sensibilidad muy presente de pop melancólico y bastante emocional. La producción de Roland Orzábal (¿se acuerdan?, el de Tears For Fears) es perfecta y este es uno de los casos en los que la producción es indispensable; hubiese sido una lástima no haber aprovechado el potencial de estas canciones.

La chica canta muy bajito y con mucha expresividad. Los arreglos son medidos pero cuando es necesario no descartan algunos elementos (muy pequeños y siempre en segundo plano) del ambient industrial. Y la experiencia global de escuchar Love In The Time Of Science es muy placentera. Es recién su primer disco y ya hay muchos aciertos, sólo se pueden esperar grandes cosas de Emiliana Torrini.