Doris es una banda musicalmente anárquica y cargada de sorpresas y su primer disco es una delicia de inestabilidad psíquica y emocional. Los Doris parecen no tenerle miedo a nada, a ningún estilo, a ninguna letra, a ningún instrumento, a ninguna provocación. Tampoco le tienen miedo a escribir grandes canciones y a destriparlas sin piedad. Pero lo más impactante es que tampoco le tienen miedo a la inseguridad de no poder referenciarse en nada y ser simplemente Doris - cambiando de manera tajante como lo hicieron luego en su disco Doyle: La Opereta Del Gaucho Drogado. Doris es la banda más bellamente imprevisible que he escuchado en mucho tiempo.