Se cuenta por ahí -aunque es mejor no creer lo que uno lee- que la única manera que Charlotte Gainsbourg encontró para lograr grabar las voces de este disco fue tapándose con una sábana. Charlotte es una actriz prestigiosa y sin embargo no suena extraño que el miedo se haya apoderado de ella a la hora de cantar, porque sus susurros suenan realmente temerosos. La historia quizás sea falsa, pero es una buena manera de describir cómo suena su preciosa voz durante las canciones de 5:55. La acompañan músicos conocidos, entre ellos los de Air y su sonido se nota pero felizmente la estrella es Charlotte y sus exquisitas canciones.

Hace unos 20 años Charlotte grabó un disco cantando canciones de su padre Serge y uno no puede sino preguntarse por qué esperó tanto para grabar otra vez. O quizás esa espera sea uno de los motivos por los cuales este disco sea así como es, delicioso y triste, suave y contenido, para que lo escuches con una sábana encima, cual fantasma escondido.