La lección de hoy es que no tengo que desesperar cuando cuando un disco de Anathema no me impresiona demasiado al primer intento, porque eventualmente lo hará. Hace un año que tengo A Fine Day To Exit y recién hoy parece haber llegado mi momento de escucharlo.

No voy a hacer ningún comentario sobre la música de Anathema. Cualquier cosa que dijese sería una animalada muy poco digna así que prefiero ahorrarme el papelón interior de enumerar vistosos adjetivos y ensayar inútiles comparaciones. No se puede hablar sobre Anathema, simplemente hay que escucharlos y esperar a que todo cierre y ese momento y esa sensación queden para siempre asociados con cada sonido y con cada palabra.